Al
igual que la novela, que existió antes de que fuera definida,
el relato muy breve de nuestros días se ha desviado de las
formas tradicionales, como la viñeta o el poema en prosa.
Igual que en la novela, en la minificción se han trillado
nuevos rumbos antes de que existiera un mapa crítico. La
distinción entre las variantes existentes y su nomenclatura
constituyen las interrogantes mayores.
Esto le permite al autor abreviar, pues no tiene que describir ni contexto ni personajes: pueden ser bíblicos, históricos, legendarios, mitológicos, literarios, o de la cultura popular. El elemento narrativo se hace además evidente en el siguiente ejemplo, de Ana María Shua, en el que utiliza a Guillermo Tell, legendario-literario; Newton, histórico; y Eva, bíblico:
La ubicuidad de las manzanas
La flecha disparada por la ballesta precisa de Guillermo Tell parte en dos la manzana que está a punto de caer sobre la cabeza de Newton. Eva toma una mitad y le ofrece la otra a su consorte para regocijo de la serpiente. Es así como nunca llega a formularse la ley de la gravedad.
(Latinoamérica fantástica, Augusto Uribe, ed., 1985, 194)